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La noche del Augurio
Cantante y compositora Danitse deslumbró a un selecto grupo de seguidores el pasado martes en La Noche de Barranco, durante el concierto de presentación de su nuevo álbum Augurio: una extensa carta de amor a la vida, la música y el charango.
Escribe: Pedro Casusol / Fotos: Rosa Antinori
Anoche, en La Noche, Danitse entregó a sus seguidores un recital memorable. De cierta forma, fue solo la confirmación de lo que muchos ya sabíamos: que la cantante y compositora ha alcanzado una madurez creativa notable, que su música lo tiene todo para abrirse paso en el mundo, que muy pronto aquellos que la conocemos y acompañamos en la presentación de su álbum Augurio podremos decir que estuvimos ahí, que la vimos crecer.
Mientras iniciaba el Perú vs. Argentina (tercera fecha por las Eliminatorias que perdimos, por supuesto) en La Noche de Barranco se iba formando una larga fila de seguidores de Danitse. Un selecto grupo de fanáticos que, ajenos a lo que ocurriera en el fútbol y en el mundo, dejaron de lado todo para atender, un martes a la noche, a la presentación en sociedad del nuevo disco de su cantante favorita. Adentro, el escenario calentó con la música de Diego Telge y su guitarra: canciones suaves y melancólicas como tentempiés.
Al promediar las 10:00 p.m. apareció Danitse sobre el escenario: el cabello frondoso, repleto de rulos, guitarra y pantalón ancho aguaverde. La noche de Danitse en La Noche se inició con “Tiempo al tiempo”, uno de los clásicos de su anterior disco De la tierra al sol, solo con la compañía de Ghislaine Valdivia, joven cellista que se unió con su melodía a la guitarra de Danitse. Lo mismo, solo cello y guitarra para el sencillo “Me voy”, lanzado en 2021, uno de los singles de la cosecha pandémica de la artista peruana.
Para la canción “Viaje”, uno de sus grandes hits, canción homónima del su primer álbum (primer álbum comercial, antes existió Máscara de sal, su primer conjunto de canciones, cuando era una adolescente), ingresó la banda que viene acompañando a Danitse en este viaje (valga la redundancia): Juan Francisco Chávez Cosamalón en batería y percusión; Julio Gabriel Pereyra en percusión menor; José Pablo Manajovski en guitarra eléctrica; Paul Vargas en los teclados; Jerónimo Morán en el contrabajo; Percy Rojas en el charanguito y Laura Arriola en los coros. Antes de comenzar a tocar dicha canción, José Pablo tuvo un problema con el sonido de su charango, por lo que hubo uno de esos breves momentos de incómodos silencios durante conciertos, que Danitse supo llenar con su guitarra.
Alguien en el público pidió un tema: “Vas a aprender”, uno de los himnos de Danitse (casi un millón de reproducciones solo en Spotify), que sorprende que no haya estado en el set-list original. Danitse se lo regaló al público, en uno de los momentos más alegres y espontáneos de la noche. Solo cuando se inició “Viaje” pudimos ser testigos de toda la potencia del ensamble: una banda de lujo, todavía con Ghisliane, quien se retiró del escenario una vez que concluyó el tema. El espacio, apretado por la cantidad de músicos e instrumentos, recibió entonces a la joven cantante Nia Vanie, quien se quedó para “Vuelvo” y “Que todos se enteren”, ambos sencillos lanzados en 2020.
Para “El miedo”, una de las canciones más potentes de su álbum De la tierra al sol de 2019, subió al escenario la cantante Luciana Arcila, del dúo Túporaquí Yoporallá. Ella, junto a Danitse, protagonizó otro de los grandes momentos de la jornada. La potente voz de Arcila hizo pensar en que pocas cantantes podrían interpretar ese tema. En la previa, Danitse se tomó unos minutos para comentar la forma en la que ambas cantantes se habían conocido: en un local donde daba una presentación acústica, ella se sorprendió por una mesa que se conocía al pie de la letra todas las canciones del disco que acababa de salir. En la mesa estaba Luciana.
La primera parte del concierto concluyó con otro tema de ese mismo álbum, la que para mí fue la canción del verano 2019, “Bailar”: simple, juguetona, en ella se resume de alguna manera el sentido del humor y la filosofía de la autora: “Esto lo podría llorar/ Pero he preferido bailármelo hasta sentir/ Que mi cuerpo es libre y así se curan mis penas…”. Una de mis canciones favoritas, sobre todo porque, en el videoclip que salió por esos meses, Danitse aparecía bailando mientras caminaba una ruta que ella solía hacer por la quebrada Armendáris, entre el límite de Miraflores y Barranco.
Ahora Danitse baila. Su menuda figura danza sobre el escenario mientras toca el charango y mueve las caderas. Después de eso dio por concluida la primera parte del concierto. “Hay todavía un disco por tocar”, anunció por el micrófono antes del intermezzo.
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Hace poco tuve la suerte de sentarme a conversar con Danitse, durante un pre-listening de Augurio en la librería Book Vivant, sobre cada una de las canciones de su nuevo álbum. Todo lo que dijimos y lo que contó en aquella oportunidad no lo puedo reproducir aquí, en tan breve espacio, pero tal vez lo podría resumir refiriéndome a los estudios que ha realizado en torno al charango, a la recuperación de sus raíces andinas, a las letras llenas de símbolos que compone en sus canciones. Para explicar el sentido de sus letras, Danitse puede utilizar fichas, dibujos y gráficos. Reminiscencias de su segunda vocación, la Historia.
Ella regresó al escenario con una falda roja. La acompañaba Percy Rojas, que se posicionó para tocar el primer charango. Empezó con “Soberanía”, la canción que abre el nuevo disco, una inteligente reflexión sobre el amor: “Mi soberanía se pierde en tus besos…”. El charango suena como una noche estrellada. Le siguieron luego “Como nunca antes” y “Valle incendio”, esta última de una hipnótica letra. Para “Invasión” subió al escenario a uno de sus más esperados invitados, Joaquín Maritátegui, que se unió tocando la guitarra eléctrica. Danitse advirtió que esa canción no la habían practicado antes, pero que confiaba demasiado en Joaquín como para preocuparse. El experimento funcionó.
La guitarra eléctrica se quedó para “Desoriente”, cuyo tema en el álbum fue grabado con Joaquín; él, junto a Juan Francisco Chávez y Jerónimo Morán (también sobre el escenario), forman Oriente Trío, banda de jazz amazónico. (Sí, hay un juego con el título de la canción.) Recambio: sale Mariátegui, entra Pedro Ávila, eximio violinista que subió (chompa beige, un sombrero del mismo color) para acompañar en la canción “Frágiles”. Se quedó también para “Belleza”, tema a la que una artista invitada no pudo llegar por cuestiones personajes. Quienes sí llegaron fueron las bailarinas de caporales, que aparecieron de pronto entre el público (las luces se encendieron, los teléfonos móviles las apuntaron con sus cámaras) cuando Danitse entonó los primeros versos de “Augurio”.
La canción que da título al disco es una bella declaración de principios. Uno de los mejores logros de Danitse, canción concebida durante los meses de pandemia: “Para recomenzar algo acaba primero…”. El sonido cuenta una feliz exploración musical que culminó bien.
La artista ya había anunciado que el concierto llegaba a su fin, pero nada nos preparó para el apoteósico final que fue “Encender el sol”: una interpretación que levantó al público y lo puso a bailar, contagiado por las bailarinas que volvieron a aparecer y por los chicos con saxos que salieron tocando por las escaleras y se dirigieron al escenario. El concierto culminó en su clímax, como debería terminar todo concierto, con ganas de más. Danitse ha cumplido con entregar un disco que combina lo moderno y lo tradicional, reinventando el género, dándole una nueva vida. Y si el mercado de la música es justo, este será uno de los discos del año. Por lo pronto, estoy seguro de que para Danitse este será el inicio de otro viaje.
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