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Crónica: Lacuna Coil y Sirenia en Lima 2017
Luego de muchos años de espera y una visita fallida en el 2013, Lacuna Coil se presentó en la capital muy bien acompañados por los noruegos de Sirenia, en una noche llena de metal gótico, energía y harto poder femenino.
Llegue aproximadamente a las 9:30 y Sirenia ya estaba tocando. La fuerza escénica de la vocal francesa, Emmanuelle Zolda y la sencillez de sus integrantes hacía que el público se llenara de emoción. El momento cumbre de la presentación se dio luego de un encore muy corto, en el que la banda salió con polos de la selección nacional personalizados con sus nombres.
Finalizado el set de Sirenia, el ambiente se puso más tranquilo pero ansioso al mismo tiempo. Los fans de Lacuna Coil ya no querían esperar más y empezaban a hacer carteles con mensajes hacia la banda, dejando un poco de lado las presentaciones de Ni Voz Ni Voto y Crownless, que, por cierto, fueron muy breves.
Luego de un buen rato de pruebas de instrumentos y arreglos, todo quedaba listo para que la banda italiana entre a escena para presentarnos su último álbum: Delirium. Disfrazados de pies a cabeza como pacientes de un hospital mental, salieron con mucha fuerza a tocar “Ultima Ratio”, tema de su último corte.
Los seguidores de la banda estaban al tope de la emoción, los gritos se escuchaban en todas partes y algo que noté, es que los fans son bastante fieles y devotos a toda la trayectoria del grupo. Se nota que la banda ha hecho un buen trabajo con el paso de los años.
Cristina Scabbia y Andrea Ferro hacían muy buena combinación vocal en todo el show. Temas como “Blood, Tears and Dust”, “Victims”, entre otros, siguieron enganchándome más a la banda. Por momentos hasta ya me daba ganas de estar en el primer piso y disfrutar más del show.
Siguiendo con el set, Scabbia preguntaba si estaban por ahí los fans “old school” de la banda haciendo que el público dé una respuesta positiva a esto y la banda toque un tema del año 2000, muy diferente al sonido actual del grupo, y – en italiano – llamado “Senzafine”.
Por momentos el público se mostró flojo y el segundo vocal de la banda tuvo que hacer el clásico “olé olé” para animar más el show. Me extrañó mucho eso, la agrupación estaba dando muchísimo de sí y no se notaba tanta la respuesta.
Luego de un par de canciones todo cambió con uno de los temas más conocidos de la banda (y de la historia de la música), se trataba de un cover de los chicos de Basildon, Depeche Mode, que hizo despertar a todos los presentes. Como buena fan de los ingleses, le di mi total aprobación a la versión de los italianos y terminaron de convencerme.
El show llegaba a su fin con un pequeño respiro de la banda – a pesar que Ferro mencionó que no habrían cortes en el show – y siguieron con “Delirium”, “Heaven’s a lie” y finalizaron con “The House Of Shame”, las que dieron la dosis de adrenalina.
La discoteca Mangos no me gusta mucho como plaza para conciertos. A pesar de haber acomodado el escenario en la parte de abajo, no me gustó la distribución del público y el audio no fue del todo bueno. A pesar de todo, me llevo una gran experiencia con estas bandas, especialmente con Lacuna Coil, que terminó por gustarme y mucho, ojalá los vuelva a ver en otra oportunidad.
Crónica por Jimena Parra. Fotos por Mireya M. Denegri.
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