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Foster The People: “Las canciones más grandes que hemos hecho fueron aquellas que escribí sin esfuerzo”

Para Mark Foster, componer es un acto de libertad más que de control. Dejar que el niño interior lo guíe sin forzar el resultado. Pero llegar a ese punto ha sido un proceso.
En esta conversación, el líder y fundador de Foster The People habla sobre la importancia de la vulnerabilidad en su proceso creativo y cómo sus mejores canciones nacen cuando deja de intentar gustarle a los demás. También comparte su camino hacia la sobriedad, los cambios personales que ha atravesado en los últimos años y el desafío de encontrar belleza en las cosas simples.
Foster The People regresa a Lima este 18 de marzo con su gira Paradise State of Mind Tour para un show en Arena 1. Las entradas están disponibles en Teleticket.
En tu álbum Paradise State of Mind, hay una clara influencia de la música de los 60s, 70s. ¿Qué fue lo que te atrajo de esa estética sonora? ¿Fue intencional o es algo que surgió de forma natural?
Me gusta estudiar música. Me gusta todo tipo de música y, a veces, hago una especie de estudio sobre un estilo en particular del que quiero aprender más, para comprenderlo mejor.
Este álbum nació de uno de esos estudios; fue una exploración de la microgeneración que ocurrió entre 1977 y 1984 o por ahí, cuando el disco y el funk comenzaron su transición de lo analógico a lo electrónico. Aparecieron las primeras cajas de ritmos, comenzaron a desarrollarse ciertos sintetizadores y la tecnología empezó a cambiar el sonido. Todo empezó a fusionarse con lo nuevo, surgían bandas como Parliament-Funkadelic, Chic o Giorgio Moroder.
Eran composiciones que fusionaban instrumentos orgánicos con elementos sintéticos. Fue una época divertida. Me encanta cómo la influencia del gospel y el jazz se entrelazaba con ese sonido, cómo las armonías vocales al estilo Motown se integraban con guitarras rítmicas. Hay muchos elementos que están conectando musicalmente, cada uno aportando lo suyo, pero el sentimiento se siente tan sorprendentemente ligero. A pesar de que musicalmente es complejo, no suena complejo.
El mundo en el que vivimos ahora se siente tan complicado. Por eso, es necesario crear algo vibrante, algo que invite a moverse. Me pareció importante hacer algo así como respuesta a esa oscuridad.
¿Sientes que alguna banda contemporánea te ha inspirado en ese sonido?
No lo creo. Me gusta estudiar la cultura y hacer cosas que otros no hacen. Cuando comencé a trabajar en este estilo, fue hace cuatro años, escribiendo en silencio. En ese momento, nadie estaba haciendo disco o algo similar, así que me pareció divertido intentarlo. Crear un mundo que no sea trendy, que no siga la música moderna o el pop, que no suene como todos los demás. Eso me aburre.
Desde Torches hasta hoy, tu música ha explorado entre el indie pop, la psicodelia y la electrónica. ¿Cómo describirías el sonido de Foster the People hoy?
Es una pregunta muy difícil. Poner la música en palabras es mucho más complicado que simplemente tocarla. Para mí, el arte es la forma más elevada de comunicarse. Somos una banda con muchos géneros.
Cuando armé la banda para esta gira, fue difícil encontrar músicos que pudieran tocar todo. Cuando tocamos en vivo, algunos son muy rock and roll, y hay que entender eso. Otros son muy electrónicos, y hay que comprenderlo también. Algunos son más psicodélicos, como tú dijiste, mientras que otros van más por el soul y el jazz. Entonces, vemos muchos lenguajes diferentes en el escenario, y encontrar a las personas adecuadas que puedan hacerlo sin que suene como diez bandas diferentes no es algo sencillo.
Creo que esa es la belleza de nuestro show en vivo. Nos movemos entre distintos estilos, respetando diferentes música y artistas, pero siempre suena como nosotros mismos. Creo que eso es lo que hace que nada suene como nosotros. Diría que la experiencia del show es muy cinemática, como un universo en el que puedes perderte.
Mencionaste en algún momento ese lado infantil tuyo que solo quiere explorar y crear libremente. ¿Sientes que alguna vez ese niño toma el control en el estudio?
Todo el tiempo. Eso es todo lo que quiero.
¿Qué haría él si no tuviera miedo?
Lo primero es asegurarse de que no tenga miedo. Y eso significa crear un ambiente seguro. Cuando escribo, todas las puertas están cerradas. No quiero que nadie escuche lo que estoy haciendo. Y eso es realmente por él, para que pueda expresarse sin miedo, ser extraño, reír, gritar, llorar y dejarse llevar.
Explorar algo como una melodía puede ser vergonzoso a veces. Pero creo que es importante sentirse lo suficientemente libre para fallar, equivocarse o avergonzarse. Porque, para mí, el otro lado de la vergüenza es estar vulnerable, y en esa vulnerabilidad puede haber algo realmente mágico. El niño interior necesita jugar, sin presión, sin la obligación de que suene bien o de que sea bueno. Solo tiene que ser libre.
Y eso es algo que he aprendido de la manera difícil. Ha habido momentos en los que he puesto demasiada presión en el espacio creativo, tratando de escribir una canción que sea un ‘hit’, intentando crear algo que le guste a los demás. Pero, ¿cómo podría saber realmente qué es lo que les gustaría? Irónicamente, las canciones más grandes que hemos hecho fueron aquellas que escribí sin esfuerzo, sin pensar en en si le gustaría a los demás. Y, en cambio, las canciones que creí que les gustarían, no lo hicieron.
¿Sientes cuándo él esta presente?
Lo siento profundamente. A veces, se me caen las lágrimas, comienzo a llorar, no en un llanto incontrolable, sino solo tener lágrimas en mis ojos. Se siente como si algo estuviera sucediendo en la habitación, como si una presencia entrara en el espacio. Como si Dios estuviera ahí, como si una energía entrara en la habitación. En ese momento, solo intento honrar esa energía, ser sincero con lo que está ocurriendo y dejar que todo fluya. Y ese es el mejor sentimiento del mundo. Es por eso que amo escribir canciones.
Describes la sobriedad como aprender a hacer las paces con el aburrimiento, encontrar belleza en las cosas simples. En un mundo que está en constante estimulación. ¿Cómo aprendiste a encontrar belleza en la calma?
Toma mucho trabajo. Cada día. Trabajo en ello todos los días, y siento que será un trabajo de por vida. Para mí, las mañanas son muy importantes. La forma en que inicio mi día es muy importante. Cuando me despierto, hago una oración, medito, hablo con intención, pero también escucho.
Trato de no abrir mi teléfono de inmediato, aunque sea solo por cinco o diez minutos, tomando un momento para no dejar que… Si el día fuera un caballo y yo no estuviera sujetando las riendas por la mañana, sino que simplemente me dejara arrastrar, mi energía estaría completamente descontrolada durante el resto del día. Pero si me tomo un instante para sentarme y decidir cuándo montarlo, entonces soy yo quien marca el ritmo Para mí, esas cosas simples me ayudan a establecer mi día.
Pero al principio, cuando empecé a estar sobrio, fue muy incómodo. Era una sensación completamente diferente. Tuve que esperar a que esos momentos pasaran y recordar que, incluso la incomodidad, no durará para siempre. Pasará.
Con el tiempo, al practicarlo, comencé a aplicarlo a todo en la vida. Entendí que los períodos pasarán. Aprendí a aceptar que el mundo no gira alrededor de mi día o de cómo me siento, sino que soy una parte más de él, como el viento o el agua. No se trata de controlar todo, sino de enfrentarlo con las manos abiertas. Y, Dios, así es mucho mejor.
Las Tres Preguntas con Mark Foster
Tres álbumes favoritos.
Pet Sounds (1966) de The Beach Boys, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) de The Beatles y Nevermind (1991) de Nirvana.
Tres artistas que te gustaría recomendar.
Khruangbin, McGee, y Salt.
Un concierto que cambió tu vida.
Nine Inch Nails.
Cuéntame.
Creo que fue en 2017, en el Staples Center de Los Ángeles. Visualmente, fue el show más interesante que he visto. Debido a su tecnología, usaban una especie de cámaras láser. No sé si era infrarrojo o alguna reacción del láser, pero proyectaban las siluetas de Trent a través de ellas. Hicieron algo realmente interesante en el escenario.
El equipo tenía todo cronometrado. En un momento, la banda hacía una pausa y, de repente, todos los altavoces del lugar se silenciaban por completo. Luego, cuando la banda regresaba, el sonido volvía de golpe. Los momentos de silencio eran silencios absolutos. Y después, todo explotaba. La dinámica fue impresionante, probablemente el show dinámico más poderoso que haya visto.
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