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Hablemos de salud emocional en artistas: qué involucra publicar canciones basadas en experiencias personales
Una de las experiencias más poderosas de la música se da cuando escuchamos una canción y sentimos que está describiendo exactamente cómo nos sentimos en ese momento, e incluso con conexiones más profundas, las letras de otras personas pueden ayudarnos a entender por lo que estamos atravesando nosotros mismos.
Y si bien todos transitamos todas la emociones en algún momento, el hecho de haberlas categorizado como “buenas” y “malas” nos hace querer experimentar unas más seguido y huir inconscientemente de las otras, sin embargo, en los últimos años se puede ver un avance en esta clasificación, y el nuevo discurso (mucho más empático) es que todas las emociones que sentimos vienen a enseñarnos algo, y es importante que aunque sean desagradables les demos el espacio que merecen. Bajo esa escala, pudiera parecer que como oyentes nos gusta más escuchar canciones de emociones desagradables (tristeza, desamor, rabia, decepción, etc) y a los cantautores componerlas, pero lejos de una fundamentación masoquista estas emociones son las más complicadas de transitar, por eso las canciones que tratan al respecto son una vía más amable para hacerles frente, entender qué venían a enseñarnos y continuar avanzando. Pero del otro lado ¿cómo se da esta experiencia para quienes componen e interpretan esas canciones? para quienes tienen que conectar con ese recuerdo durante todo el proceso que involucra componer, publicar y promocionar un trabajo musical.
“Es importante saber el limite de dónde nuestra música nos hace avanzar como artistas pero quizá no nos está dejando avanzar como personas” – Luciana Elice, cantautora
“No a todos les va a gustar tu trabajo y está bien, pero una critica a una canción que tu escribiste puede doler mucho más que un cover o una historia inventada, es casi como si te criticaran al verte desnuda” – Ximena Ingü, cantautora
Así como el proceso de cada individuo es distinto, para los cantautores es muy similar, pero si hay algo que tener siempre en cuenta es que sin importar el estilo musical o proceso emocional en el que se encuentren, las críticas que lleguen – porque inevitablemente llegarán – no van dirigidas al artista como persona sino a ese lado de su vida que decidieron hacer público, a su letra, a su música o algún otro aspecto técnico alrededor de la canción. Además, la habilidad de vivir en el presente es otro gran recurso para marcar esta diferencia, ya que si todo en esta vida evoluciona por naturaleza, con las canciones y su significado pasa lo mismo. Aunque sus creadores conecten con un recuerdo, la consciencia de saber que sigue siendo un recuerdo y que ellos están dándole una nueva perspectiva desde su aquí y ahora es fundamental.
Pero no siempre es tan sencillo poner en práctica estas ideas, y es por esto que tener un grupo de apoyo que esté ahí en los momentos donde la linea entre el presente y el pasado, el artista y la persona se vea difusa, puede ser de gran ayuda. En este grupo también se encuentran los equipos de trabajo: management, audiovisuales, agentes de prensa, productores musicales, entre otras personas con quienes se comparte bastante más tiempo que incluso con amigos y familia una vez que se decide tomar este camino de manera profesional. Pero es importante que ellos también, más allá de ser expertos o no en su campo laboral, tengan una gran capacidad de comunicación y empatía, y que además la confianza entre ambos lados no sea un aspecto menor ni mucho menos opcional. Saber cuál es el objetivo de las canciones personales que se deciden hacer públicas también es un punto primario en la agenda, y si bien todos sueñan con que sus proyectos sean rentable, hay que tomar conciencia si un tema busca viralizarse o conectar, porque a veces uno no implica necesariamente lo otro. En el primer caso se buscará más cantidad y es un objetivo comercial totalmente válido, en el caso segundo se habla más de un nicho y, entre las cosas mágicas que tiene la música, está también la garantía de que siempre habrá alguien allá afuera que esté pasando por algo muy similar y que pueda conectar con el trabajo artístico de su creador. Pero indiferente al objetivo que se le coloque, todos en el equipo deben tener claro la misma meta y remar hacia el mismo lado.
“No está mal sacar canciones explícitas, pero sí es fundamental prevenir, tanto desde el lado personal como comercial, y alguna vez me ha tocado preguntar algo como estás seguro con lo que va a salir? y si la respuesta sigue siendo sí está bien, tocará entonces estar prevenidos por cualquier cosa que pueda suceder” – Meli Padilla, Jr Label Manager en Altafonte
“Leía hace poco en un libro que si una mariposa vive siempre entre polillas, nunca se dará cuenta que es una mariposa, y es por eso que es tan importante que haya representación, que sepas que no eres el único que está pasando por algo, y sentirte totalmente identificado y no dejarlo tanto a la interpretación” – Lusmar Mego, psicóloga
Por otro lado, historias como las de Disney y Hollywood reforzaron de más el discurso de solo un par de sentimientos, sin mencionar los puntos de vista tan limitados en cuanto a géneros, y esa representación hizo que asumamos hasta cierto punto como más importantes (o interesantes) el amor en pareja con fuegos artificiales, que en la vida real casi nunca suenan; y el desamor, también de pareja donde la otra parte se vuelve automáticamente el malo de la película cuando terminan, convirtiendo al resto de emociones y ángulos de alguna forma en “emociones de nicho”, que irónicamente todos sentimos en algún momento. A pesar de ello, en los últimos años ya se está viendo un ligero avance en la exploración de temas como el amor personal, entre amigos, familia, agradecimiento (no todos los exes son tóxicos), y todavía quedan muchos ángulos por explorar, pero lo importante es que como oyentes podamos encontrar letras que nos representen, que sean ese lugar seguro y casi abrazo que nos haga sentir acompañados en cualquier momento.
Especialmente en estas fechas de febrero, recordar que hay grupos que por mucho tiempo tuvieron que darle su propia interpretación a canciones que realmente no los representaban, debido a que el mundo no quería escuchar decir explícitamente “me gusta un chico” si tu eras un chico (por cierto, ese es el título de una canción de David Rees). Y así como ese grupo, la generación millenial y gen z que pasó su adolescencia hace ya un par de años, creció con la idea de que el amor es dar todo de ti a lo otra persona, pero olvidarte que antes estas tu. Sin embargo, esta próxima generación podrá crecer con referencias musicales que les dicen “yo puedo bailar conmigo misma”. Y es que otra de las cosas tan maravillosas de la música es que las canciones no tienen fecha de caducidad, y a los artistas que sigan optando por ese trabajo tan valiente que supone tomar una experiencia personal y transformarlo en algo tan efímero que por lo general solo dura 3 minutos, saber que no solo serán ese refugio para alguien hoy, sino para quien pueda llegar su música también mañana incluso cuando ellos ya no estén ahí para saberlo.
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