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Medicine At Midnight, el 10mo álbum de Foo Fighters – RESEÑA
Por @danielefecto
Foo Fighters es sinónimo de rock, de pronto una de las últimas y pocas bandas que gozan de la popularidad necesaria en este género como para llenar estadios y encabezar los principales festivales de música en el mundo.
Desde el disco homónimo de 1995, grabado por Dave Grohl antes de buscar a los integrantes de la banda, Foo Fighters no ha parado en su producción musical con lapsos entre tres y cuatro años por cada álbum. Así, este 2021 llega Medicine At Midnight, una producción que en su primera semana ha ido recibiendo todo tipo de comentarios, incluso la reconocida web Pitchfork lo calificó con 4.7 puntos.
La crítica radica en dos aspectos: el “forzado” cambio que se le quiere dar al característico sonido rockero (este álbum tiene tracks que no imaginaríamos les pertenece) y al camino “facilista” por incluir algunos singles que guardan fórmulas ya conocidas en la banda (el típico inicio acústico que desencadena en algo explosivo, por ejemplo).
La producción del disco estuvo a cargo de Greg Kurstin, el mismo con el que trabajaron el Concrete And Gold (2017) y que también ha trabajado para Adele, Sia, Tegan And Sara, entre otros. Si algo se le debe reconocer a esta elección es el riesgo que trae consigo, la apuesta por intentar algo nuevo, si es aceptado o no, ya es distinto.
Por un lado, Medicine At Midnight (2021) es una versión madura de Foo Fighters: en su sonido, en las letras, en la estructura y construcción de las canciones. Por otro lado, tras escucharlo varias veces, deja la sensación de haber podido dar más. De las nueve canciones, unas tres o cuatro son destacables; el resto, debe tomar aún más tiempo para entender el cambio y la reversión que quisieron lograr llegando a sonar incluso al “Let’s Dance” de David Bowie. Estoy seguro que la versión en físico del disco (para apreciar el arte y la calidad de sonido), junto a las puestas en escena, cuando pase la pandemia, ayudarán a darle mucho mayor brillo a este álbum. El tiempo siempre hace magia con la música.
Vamos con el análisis track por track:
1. Making A Fire: los primeros segundos de este track son reflejo del álbum en sí. Una versión de Foo Fighters mucho más melódica sin dejar de lado la presencia en cuerdas que caracteriza a su sonido.
2. Shame Shame: en varios pasajes del disco, como aquí, he percibido a una banda “contenida” y que no termina de estallar a pesar de contar con los recursos para hacerlo.
3. Cloudspotter: puntos extra a los arreglos, cada instrumento y sonido aparece y encaja en el momento adecuado, este track da fe de ello.
4. Waiting On A War: un rezago del Foo Fighters de producciones anteriores. Esta es una canción de estadio.
5. Medicine At Midnight: “Foo Fighters meets David Bowie”: en la forma de cantarse, en las cuerdas, en el manejo de silencios y, sin duda alguna, en el solo al cierre de la canción.
6. No Son Of Mine: la “achorada” del álbum, sin llegar a sonar a singles como “Run” o “Low“, este track trae riffs agresivos y ágiles de guitarra.
7. Holding Poison: qué sería de Foo Fighters sin Taylor Hawkins, este track es un todo de matices entre tambores y platillos.
8. Chasing Birds: una buena cuota de melancolía nunca cae mal, más aún entre guitarras acústicas y armonías sutiles en las voces.
9. Love Dies Young: cuando Foo Fighters intenta sonar distinto y bien, lo consigue. Sin embargo, no es el cierre que hubiera esperado. Una canción sumamente repetitiva sin llevarnos a alguna parte emocionante que nos haga querer volverla a escuchar.
FAVORITAS DEL DISCO: CLOUDSPOTTER, WAITING ON A WAR, MEDICINE AT MIDNIGHT, NO SON OF MINE, HOLDING POISON, CHASING BIRDS.
SI DEBO ELIMINAR UNA: LOVE DIES YOUNG
PUNTUACIÓN: 6/10
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